Los árboles son seres muy especiales, con una clara y fuerte conexión tierra-cielo. Seres vivos que “ya estaban antes” que tú y que yo, poseedores de una energía arcana llena de sabiduría.
Un árbol irradia color verde que
nos influye. El color verde es sanador. Conociendo cómo funciona la luz y los
colores, podríamos curiosamente decir, que un árbol o una planta verde es de
todos los colores menos verde. Y al rechazarlo, si estamos en su ámbito de
influencia, por proximidad física, ese es el color o esas son las radiaciones
lumínicas, para ser más exactos, que puede incidir en nuestro organismo y en
nuestra psique.
“Por el agua que le fluye por dentro, por sus raíces que emergen desde la tierra amiga, por el viento que cuela entre sus hojas meciéndolas y el fuego que despierta en la fricción de sus ramas
que se elevan hacia el cielo infinito, los druidas contemplamos en el árbol la esencia del mundo.”
Desde niña, siempre me ha gustado especialmente ubicarme bajo los árboles y mirar hacia arriba muy pegada a su tronco.
Si te apoyas en uno, con tus manos en la espalda, tocando su corteza, y cierras los ojos, puedes comunicarte con ese ser majestuoso mientras respiras y le sientes palpitar…
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