El Descubrimiento del ser humano

En la parte anterior hablamos sobre la importancia de saber decidir, y que sólo aquellas personas que emplean las estrategias correctas son felices. Una de esas es saber decidir. Pero entonces surge otra pregunta: ¿cómo decidir acertadamente en la vida?
La respuesta más cercana a lo correcto o quizás la más exacta es la siguiente:

PARA ALCANZAR LA PLENITUD ES INDISPENSABLE ENTENDER QUÉ ES LA PLENITUD, PARA ASÍ SABER QUE OFRECERSE A SÍ MISMO PARA SER FELIZ.

Estudiar la esencia y la naturaleza de las cosas nos permite conocer lo que las hace ser lo que son y lo que les impide ser otra cosa.
Aquí hay unos ejemplos para entender perfecto este punto:

* Si conocemos qué es el matrimonio y podemos distinguirlo de un noviazgo o una relación pasajera, entonces podemos saber cómo enriquecer y mantener ese matrimonio. Si sabemos lo que es una escuela y en qué se diferencia de una fabrica entonces entenderemos cómo manejarnos en la escuela, cómo responder en ella, etc.
Hay ocasiones en que los adultos se quejan de las conductas de los adolescentes. Dicen que tratar con ellos es imposible, y simplemente es porque no son adultos, y sería negligente tratar a una adolescente como adulto porque sus intereses, conductas, etc. no son esas y por lo tanto eso va en contra de su naturaleza, tratarla de manera distinta y alterarla tiene como consecuencia el sufrimiento.

¿Se pueden imaginar cómo sería tratar de volver a un león vegetariano? Sería absurdo, estos animales no viven de los vegetales, su naturaleza es carnívora, y tratar de cambiarla va en contra del orden establecido.
Con estos ejemplos fácilmente podemos aprender que muchas veces se busca la felicidad en sitios, hechos, sucesos, o actitudes en los que a la naturaleza humana le resulta muy difícil y hasta imposible de encontrar la felicidad.

Es por todo esto que para ser felices, es preciso entender lo que diferencia a una persona de un animal, sus potencialidades y limitaciones, en pocas palabras descubrir qué es el hombre, para así, con pleno respeto a su esencia, ser capaz de proveerse de lo necesario para ser feliz.